miércoles, 9 de julio de 2008

ALGO QUE ME ASOMBRA

Ese algo que me asombra, es la impresionante evolución de las armas.

¿No es impresionante la tecnología que manejan? Desde que el humano primitivo comenzó a utilizar herramientas, las más elaboradas eran sus armas de cacería, que pronto no dudaron en usar contra miembros de su misma especie para defenderse y establecer su autoridad por los territorios y alimentos, un comportamiento que podría llamarse animal sin duda alguna, y somos animales, sólo que dotados de una inteligencia superior, con una actitud de violencia y una necesidad de matar al enemigo para la seguridad de la tribu propia. Primero fueron piedras y garrotes, después lanzas con puntas de piedra afilada, posteriormente arcos y flechas, y por supuesto escudos resistentes para protegerse.

Luego, con la invención de la metalurgia, fue posible la fabricación de espadas, lanzas y flechas más avanzadas, precisas y mortíferas, lo cual hizo que se fabricaran también escudos metálicos, y armaduras de cuerpo completo.

El avance en armamento siempre ha sido asombroso, desde la época medieval con la complejidad de los lanzapiedras, los arietes para demolición de estructuras y carrocerías armadas jaladas por caballos. Siglos después con la invención de la pólvora, aparecieron las armas de fuego, más letales y de mucho más alcance, desde pistolas hasta cañones inmensos en brutales barcos de batalla que podían destruir puertos enteros. Y no se diga nada de la actualidad, donde las armas son maravillas de la ingeniería multidisciplinaría, tanto mecánica, química, electrónica, computacional y de telecomunicación, todo en convergencia para formar impresionante armamento, vehículos blindados, misiles y bombas guiadas para destrucción masiva.

Ayer teníamos una pesada y filosa espada de mandoble, hoy tenemos un rifle de asalto de alta potencia con mira láser de ultra precisión, con lente de mira telescópica y silenciador para evitar llamar la atención o ser descubierto en los momentos que así lo requiera, y ésa es sólo una de las miles de armas diferentes que se han hecho, cada una con un propósito estratega diferente, las hay para todo terreno, clima y situación.

No podemos negar que la mayor parte de los avances tecnológicos más revolucionarios han sido debido a las guerras, con la necesidad de superar al contrincante, lo que trajo incansables investigaciones en todos los campos para destacar en recursos, fuerza, estrategias y en técnicas, en inteligencia y destreza.

Todo fuera para la destrucción, todo fuera por matar y por dominar, por imponerse como superior y mantener su territorio y su gente a salvo y en paz. Y lo que me asombra en especial, es que ésa es muestra indiscutible de que seguimos siendo igual de primitivos en ése aspecto, igual de animales en lo que respecta a la violencia, solo que más complicados en las causas. ¿Será acaso que tenemos que ser así por naturaleza? Siempre protegiendo nuestros territorios y nuestros recursos simplemente por miedo al otro, por miedo a que nos robe, que nos dañe, siempre listos para atacar al primero que intente pasarse de la raya, por que la violencia se tiene que contraatacar con violencia.

Aunque mucha gente contemporánea esté en contra de la violencia y haga manifestaciones masivas, aunque halla mucha conciencia sobre el hecho de que unos cuantos controles y métodos bastan para eliminar millones de gente con ataques nucleares (lo que trata de evitarse), ahí están esas armas nucleares y milicias, armadas y listas, “por si acaso”, y son los que tienen el poder los que tienen la necesidad de tenerlas ahí, por miedo, por seguridad.

Se sueña quizá con un futuro en paz, sin conflictos, sin violencia alguna, una cooperación global por vivir tranquilos, ojala y fuera posible. La pregunta es si la raza humana sería capaz de resistirlo, de vivir en ese estado, de acallar su necesidad innata de destrucción y dominio que hasta el día de hoy no se le puede negar. ¿Y no es cierto que cuando vemos una película de acción, no nos da gusto y emoción cuando acaban con los malos?

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